viernes, 16 de febrero de 2018

CONFERENCIA 2: JUAN RULFO


Conspiración literaria: segundo encuentro









Nosotros los fantasmas
Juan Rulfo y la novela Pedro Páramo

1.       El autor y su leyenda.


Juan Rulfo, como Borges y como Onetti, es un autor legendario. Lo es en el sentido de que su vida y la relación que mantuvo con su obra son peculiares o extrañas y han dado lugar a un poderoso anecdotario. Rulfo tuvo una niñez complicada ya que gran parte de su familia murió en el levantamiento cristero en Jalisco. Se dice que Rulfo era un hombre silencioso, parco, triste. Y en las entrevistas que le han hecho vemos a un hombre que formula sus frases con gran economía y con una actitud poco dada a la expansión comunicativa. Famosa es la historia de su encuentro con Onetti en un congreso de escritores donde ambos permanecieron en silencio, sentados uno al lado del otro, aunque ambos se profesaban mutuamente admiración y respeto. También es legendario el silencio literario de Rulfo, que no publicó ninguna otra novela después de Pedro Páramo y cuando le preguntaban si ya tenía una nueva novela el respondía que la había terminado pero que había olvidado su borrador en una terminal de autobuses. Juan Rulfo solo publicó dos libros breves en su vida: El llano en llamas un libro de cuentos breves y Pedro Páramo su gran novela. Juntos no llegan a las 300 páginas, pero es obra brevísima cambió para
siempre la literatura latinoamericana.

1.       La fotografía de Rulfo
Antes de escribir ficción Juan Rulfo fue fotógrafo.  Realizó incluso varias exposiciones de su obra fotográfica en México. Resulta interesante comparar su narrativa con su obra fotográfica. En ella predominan los paisajes áridos de Jalisco, las ruinas del México precolombino y las ruinas del México colonial. Son paisajes vacíos donde raramente aparecen personas. Dan la sensación de desierto y también de abandono. Parecen mostrar una naturaleza dura y seca que triunfa históricamente sobre cualquier construcción social, o cualquier civilización. Predomina la sensación de devastación. Las fotos nunca caen en el subjetivismo, no muestran emociones humanas, sino están sacadas desde una distancia que las convierte en paisaje enigmático.

Preguntas:
¿Qué relación puede establecerse entre la fotografía de Rulfo y sus narraciones?








1.       La novela Pedro Páramo

Se dice que es la mejor novela latinoamericana del siglo XX. Se dice que sin ella no hubiera sido posible el BOOM latinoamericano y ciertamente García Márquez reconoció muchas veces hasta qué punto la novela de Rulfo fue uno de sus grandes descubrimientos formativos. Pedro Páramo es una novela corta escrita en 1955. En ella el narrador Juan Preciado viaja a Comala el pueblo donde nació su madre. Su madre se lo pide en el lecho de muerte. También le habla de su padre: Pedro Páramo y le dice que vaya y le reclame lo que les pertenece y le eche en cara el abandono en el que los tuvo a ella y a su hijo. Juan Preciado llega a Comala guiado por el arriero Abundio que le dice que Pedro Páramo es “un rencor vivo” y que él también es hijo de Pedro Páramo.
Ya en Comala Juan Preciado recuerda las descripciones idílicas que su madre le hacía de su pueblo natal, pero él solo ve ruinas y desolación. Entrevé alguna gente en las calles del pueblo, pero son personajes que desaparecen rápidamente. Se cruza con Dorotea y conoce a Eduviges, Dyada vieja amiga de su madre, quien le da alojamiento y le dice que su madre le ha dicho que él llegaría (lo cual es poco probable). También le dice que Abundio es sordomudo y peor: que ya ha muerto. Después Juan se encuentra con una misteriosa pareja de hermanos incestuosos y escucha al azar conversaciones, murmullos que hablan de él y del pasado del pueblo. Así Juan descubre por un lado que se le conoce en otro lugar que él no conocía y por otro, que se mueve en un mundo de fantasmas. Son los fantasmas del pasado. Entre ellos está su padre, Pedro Páramo, cacique y hacendado que tuvo a Comala en su poder a costa de grandes violencias. Su hijo Miguel Páramo, joven irresponsable y abusador cuyas numerosas fechorías y crueldades, particularmente con las mujeres del pueblo, su padre perdona y ampara. Es el único hijo de los muchos que Pedro reconoce. Muere joven en un accidente con su caballo. El padre Rentería, el cura del pueblo, a quien Pedro obliga a cosas imperdonables y que vive devorado por la culpa, condenado finalmente a todo el pueblo a morir sin el perdón de la Iglesia. Dorotea, mendiga que cree tener un hijo y que es la primera persona que Juan ve en el pueblo.

Juan Preciado es un narrador Faulkneriano que no entiende bien lo que le pasa y poco a poco va cobrando conciencia de lo que sucede y de lo que le sucede a él. Descubre que los murmullos que escucha son murmullos del tiempo de su padre, que todo ya ha ocurrido y que son conversaciones que tienen los muertos en sus tumbas. En la página 72 descubre que él mismo está muerto y que comparte tumba con Dorotea. Parece que Juan murió de miedo. A partir de aquí, somos nosotros los que escuchamos narraciones múltiples, la historia colectiva de Comala y quienes debemos reconstruir ese pasado que se apodera del presente y lo devora.
La novela es básicamente la historia del despiadado Pedro Páramo, de cómo sus hombres se apoderan de las tierras, matando, engañando y violando. Incluyendo la historia de la madre de Juan, que Pedro desposó por dinero y luego abandonó. También se escuchan las palabras del propio Pedro cuya única debilidad era Susana San Juan, gran amor de su vida, a la que consigue a fuerza de estafas y violencias, incluido el asesinato del padre de Susana, pero que finalmente no consigue, porque Susana parece estar loca y vivir en un mundo absolutamente propio e íntimo, (en el que tiene recuerdos eróticos y edénicos con un tal Florencio cuya existencia real es dudosa). Susana, la que delira, es la única que resiste el poder de Pedro Páramo. La novela termina siendo la historia de la destrucción de Comala a causa del rencor de Pedro que castiga la frivolidad del pueblo frente a su dolor, cuando muere Susana. A causa de la iglesia corrupta y la violencia del poder político, los muertos de Comala no pueden morir del todo, esa es su cruz.
Pedro Paramo es también, en muchos sentidos, una novela sobre la paternidad. Juan va en busca de su padre y se murió de miedo. Abundio se transforma en parricida. Es posible que el padre de Susana haya abusado de su hija. Comala es una comunidad de padres ausentes, abusadores, indiferentes.


Preguntas
¿Cómo termina Pedro Páramo? ¿Qué relación puede establecer entre la propiedad y la paternidad, ¿El gran amor que siente Pedro por Susana San Juan, lo convierte en una persona más amable, más humana? ¿Esto lo diferencia de su hijo Miguel, violador y asesino? ¿Qué relación se puede armar entre el cruel despotismo y la ternura?

Espacio y tiempo
En la novela conviven dos tiempos: el de Pedro Páramo y el de su hijo Juan Preciado. Estos dos órdenes temporales articulan las dos historias que la novela propone. Al final parece que la existencia fantasmal del pasado, se devora al presente, lo fantasmiza. La incapacidad del presente para ajustar cuentas con el pasado lo condena al infierno.
PP Es la historia de un viaje al origen, un viaje que pone al protagonismo en contacto con una terrible herencia. La novela propone un mundo de espacios ruinosos, un mundo rural de pueblos abandonados al margen de la modernidad y unas vidas amargas, marcadas por la extrema violencia y rencores insuperables. Un mundo irredento en el sentido literal de la palabra donde los muertos no mueren y siguen vagando como almas en pena. Por eso la temporalidad de PP es estática o circular. Nada va a cambiar, nada ha cambiado nunca. Ni siquiera el gran acontecimiento de la Revolución mexicana que trascurre en la misma época de la vida de Pedro Páramo, logra conmover la vida de este pueblo y mucho menos transformarla. Finalmente, los numerosos personajes y sus microhistorias, viven en un limbo, en una dimensión intersticial entre la vida y la muerte, de la que no pueden salir.

Preguntas
¿Cuál es nuestra propia relación con el pasado? ¿Qué fantasmas nos atormentan en el presente? La forma en que el tiempo se experimenta en Comala puede hacernos reflexionar sobre nuestra propia temporalidad. ¿Qué relación puede establecerse entre el frenesí que caracteriza lo vida moderna, la hiperactividad, el rendimiento por el rendimiento, el fatalismo económico del tardo capitalismo y el tiempo de Comala? ¿Hay coincidencias?


La estructura de Pedro Páramo es la misma que las de las redes sociales de internet.
La novela Pedro Páramo es la primera novela moderna de América Latina y fue mal leída y mal comprendida al principio por la forma original de su estructura. La novela se compone de 70 fragmentos no ordenados cronológicamente que forman una especie de rompecabezas. Una novela de voces o de murmullos que exigen un lector atento que contribuya a darle su forma definitiva. Esta idea de rumores inconexos, de ecos o de resonancias de recuerdos que el viento parece traer y llevar, no se diferencia mucho de la selva de rumores que en nuestra época experimentamos a través de las redes sociales, donde millones de personas que nunca conoceremos comentan su vida, sosteniendo entre todos una conversación caótica o un rumor incesante e infinito. En las redes, como en Comala, no se muere nadie, nunca. Su presencia digital permanece, incluso después de su muerte física. Esto es también lo que sucede en la novela de Rulfo.
Nuestra experiencia actual del mundo puede describirse como una experiencia de desarticulación, de vivencias sucesivas que no consiguen conformar un relato. Tampoco se muere realmente en la actualidad, ya que la muerte no llega como la culminación de una vida, como el fin de un relato, sino como una interrupción accidental de nuestra incesante actividad. Nuestra experiencia contemporánea es una experiencia de aceleración, de frenesí, de fragmentación y de falta de sentido.

El lenguaje
Una de las cosas más llamativas en los textos de Rulfo es el uso que hace de los nombres propios (que dicen que él encontraba en las lápidas de los cementerios). Se trata de nombres de gran sonoridad y a veces simbolismo. Obviamente el nombre de Pedro Páramo es significativo: un páramo se nos antoja un gran terreno baldío y sugiere soledad o el estar deshabitado. Se ha dicho que el lenguaje tan seductor de la novela, y que es similar al de los cuentos de El llano en llamas, es el habla de los campesinos de Jalisco. Pero esto no es tan cierto. Rulfo trabaja el lenguaje poéticamente y recrea un lenguaje inventado con los materiales de esa lengua popular. El efecto es una sensación de autenticidad, que hubiese sido imposible conseguir con una grabadora (Juan Villoro). El efecto es hipnótico: un fraseo exacto, de frases breves y contundentes, salpicado de repeticiones, que van sumergiendo suavemente al lector en un mundo de penas, esperanzas inútiles, agresiones, venganzas y amores imposibles. El lenguaje en Pedro Paramo es sin duda poético y está pensado y trabajado con gran esmero, con tanta calidad, que tiene el efecto de parecer más real que el habla real.

Ejemplos de frases:
 “- ¿Quién es Pedro Páramo? – pregunté -Un rencor vivo- me contestó.”     
                                                                                                     
“Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace”     
                                 
“La muerte no se reparte como si fuera un bien. Nadie anda en busca de tristezas”.

“Hacia tantos años que no alzaba la cara que me olvidé del cielo”

“Miraba caer las gotas iluminadas por los relámpagos, cada vez que respiraba suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba en ti, Susana”.



La intertextualidad
Juan Rulfo reconoció haber tenido dos maestros fundamentales: el escritor norteamericano William Faulkner (que fue el maestro de toda la generación del boom latinoamericano) y Franz Kafka que puede rastrearse en los ambientes opresivos de sus cuentos y en la parquedad de su prosa y quizás también en el tipo de erotismo, ligeramente culpable y aún tabú que despliegan sus historias. A su vez pedro Páramo se inscribe en una larga tradición viajera de la literatura, particularmente el viaje al origen como La Odisea de Homero o el viaje al infierno como en La divina Comedia de Dante Alighieri. La errancia, gente de viaje, viajes arduos y tortuosos, incluso desesperados (como “¿No oyes ladrar los perros?” o “Talpa”), son frecuentes en la narrativa de Rulfo. Atendiendo a sus cuentos, Rulfo es un escritor de la errancia, del viaje fracasado o inútil, del viaje culpable. Pero a su vez, Rulfo se convirtió con su breve obra en el “precursor” de varios novelistas latinoamericanos y ha influido en todos ellos. Rulfo influenció particularmente a García Márquez y más modernamente a Roberto Bolaño.





La política en Pedro Páramo


¿Hay política en esta novela? Sí, la política es parte constitutiva de la ficción y viceversa, luego, hay política en Pedro Páramo. Y la hay en varios sentidos. En primer lugar, los cuentos y la novela de Rulfo nos hablan del campo mexicano y del poder absoluto de los grandes hacendados. De la dependencia económica y política de esos campesinos, de su sometimiento y sus vidas anuladas. La novela está escrita en la estela de lo que fue la “Novela de la revolución mexicana” donde Los de debajo de Mariano Azuela y La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes ocupan al principio y al final del periodo, lugares prominentes. La visión que PP ofrece de la revolución es altamente pesimista. La revolución se hizo por la tierra y contra los hacendados, por justicia y libertad. Pero cundo la revolución llega a Comala el hacendado Pedro Páramo se aprovecha de ella. Es como si el acontecimiento revolucionario resultara inútil frente a cierta dimensión insuperable de la maldad humana. La revolución estalla en 1910 para partir la historia de México en dos, pero el tiempo de Comala, tiempo de repeticiones y de esperas inútiles, permanece intacto. Juan Rulfo le quita a la revolución toda dimensión épica y la presenta como un absurdo más dentro de la larga lista de absurdos que constituye la vida del pueblo.


Otra consideración política que puede hacerse de Pedro Páramo, es la fatalidad y la relación que las historias plantean con la modernidad. En el mundo de Rulfo, la esperanza es algo malo, porque no impulsa a seguir viviendo. La esperanza es una desgracia porque ilusiona permitiendo que los males se multipliquen. “Hay esperanza para nuestro pesar”, es una frase que hay que entender como “hay esperanza, aunque nos pese”. La esperanza no es un alivio, sino el acicate de la desgracia. En los murmullos de Comala se escucha que la única aspiración es el poder morir, algo que no a todos les está dado. La muerte como don y la esperanza como desgracia, pintan esa atmósfera fatalista y acaso fatal de los personajes de Rulfo. Sus pueblos en decadencia nos hablan de una modernidad fallida que engrandece a unos y hunde a los otros. PP es una novela sobre el dolor de la modernidad, o la modernidad como dolor. Porque sus pueblos han perdido fatalmente ese tren. Y a las personas que habitan esa otra cara de la modernidad, ni siquiera les está dada la posibilidad de actuar, si por actuar se entiende, un acto que modifique algo, que pueda llegar a ser algún día un nuevo comienzo. Los pueblos de Rulfo. Entonces se hacen fantasmas y convierten en fantasmal todo lo que tocan (ver el relato “Lluvina).

Preguntas:
¿En qué sentido el mundo de hoy no produce constantemente formas de precariedad humana?  ¿Comala es un espejo negro de nuestra actual relación con el trabajo y el sentido? ¿Cómo discutir lo político en una novela? ¿Cuál es el lugar del poder en Comala y cómo se ejerce? ¿Dónde encuentra el poder su límite? ¿No produce la modernidad vidas desnudas como las de Comala? ¿Cuál es la relación entre modernidad y desamparo?

Susana San Juan o la ética de la desobediencia
Hay política en un tercer sentido en P.P.: la política radical que encarna el delirio, o bien la que enfrenta locura y poder. La única persona que puede desafiar el infinito poder del hacendado dictador es Susana San Juan de la que se dice que ha perdido la razón. Ya que un lenguaje común permite los compromisos, y la negociación entre entidades desiguales no es negociación sino estratagema de dominación, trampa del poderoso. El poder recurre a la lógica (aparentemente neutral) para envolver al dominado en su telaraña de intereses particulares.  Esta intensa historia de amor no correspondido entre Pedro y Susana nos muestra hasta qué punto, la locura permite a Susana destruir la sintaxis del poder. La negativa absoluta y radical de Susana a entrar en los razonamientos del poderoso, en su lógica, por más amable que esta se presentara para ella, la convierte en la única verdadera oposición al estado de cosas. Pedro Páramo es una ficción política radical, como «Bartleby, el escribiente», («Bartleby the Scrivener: A Story of Wall Street»), el cuento de Herman Melville que responde una y otra vez a su jefe, cada vez más desesperado: “preferiría no hacerlo” cuando le pide haga alguna cosa. O más radicalmente como Antígona en la tragedia de Sófocles, que se niega persistentemente a obedecer la autoridad de la ciudad, encarnada en su tío Creonte, y entierra a sus hermanos, contra la ley de la ciudad.

Un ejemplo de este tipo de política radical lo constituyó en el propio México la política del líder revolucionario campesino Emiliano Zapata que rechazó consecuentemente cualquier compromiso que no incluyera su programa igualitario de emancipación agraria. Otro ejemplo muy importante, y más cercano en el tiempo, un ejemplo de intransigencia tomada como locura, es la historia notable de las Madres de Plaza de mayo, en la Argentina en los setenta y ochenta a las que el Estado llamó “las locas de la Plaza de mayo”, porque ante la evidencia no reconocida de la ejecución clandestina de sus hijos a manos del Estado, ellas permanecieron inalterablemente reclamando la aparición con vida de sus hijos y nietos, convirtiéndose en la única oposición consecuente a la dictadura en Argentina y generando a largo plazo la caída del régimen. En la terquedad de las madres se desarmaba todo intento discursivo por recomponer la situación de conflicto, todo retorno a una normalidad sin culpa.
El estado define realidades, el estado es un gran narrador que nos administra sus historias por entregas, como lo hace el folletín (R. Piglia). Cuando el Estado quiere hacernos creer algo, narra y usa los trucos de la ficción. Quien hace política “normal”, acepta la narración marco del estado como mediación común, fuera de la cual todo es locura o irresponsabilidad. Quien no se atiene a las leyes narrativas del Estado, no habla, hace ruido. La política de no negociación, de no compromiso, pero mucho más importante, la política como no entendimiento en el sentido de lógicas no compartidas, nos presenta el caso de un desacuerdo fundamental. En el sentido de J. Rancière.
En cierta manera, el delirio es la forma que toma la política cuando no es policía, es decir, cuando no es meramente gestión. La política es desacuerdo según Rancière y desacuerdo fundamental sobre aquello que se considera común. Desacuerdo sobre los marcos mismos de lo común. También puede entenderse la actitud de Susana como una revuelta contra la lógica del patriarcado que hace que las mujeres deban aceptar y compartir el mundo marco en el que se apoya el poder masculino sobre las mujeres. Resistir ese mundo muchas veces es visto como una expresión de delirio (como el caso de la “histeria” en el psicoanálisis). Esta paradójica ética de la desobediencia proviene del real no articulado y no representado que toda formación social fatalmente oculta. Por eso no participa de la sintaxis vigente: señala algo real que no está articulado discursivamente.
En la Ifigenia cruel de Alfonso Reyes, Ifigenia le responde a su hermano, que viene a buscarla, a rescatarla de su exilio y devolverla a su familia, de la siguiente manera: “llévate entre tus manos estas dos cuencas vacías de palabras: no quiero”. Como sugiere Octavio Paz comentando este largo poema de Reyes, con ese NO absoluto a la autoridad de lo heredado, que se presenta como locura, comienza la verdadera libertad humana.






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